Inoportuna e innecesaria resulta la carta titulada “La democracia está en peligro”, firmada por unas 300 “personalidades”, entre ellas negacionistas de la dictadura y el genocidio como Darío Lopérfido. Pensada únicamente para llamar la atención –para desviarla de lo importante, más bien–, aborda con ligereza y banalidad la situación a la que se enfrenta nuestro país.
Les molesta, en el fondo, la centralidad del Estado en la gestión de la crisis. Los cuatro años de neoliberalismo salvaje que nos condujeron a esta crisis –hoy agudizada por la pandemia– no son siquiera mencionados en la carta. En todo lo que calla y omite (y no en lo que efectivamente dice), está su verdadera intención.
El pueblo argentino enfrenta con responsabilidad esta etapa inédita y difícil que le toca vivir y tiene cosas más importantes que hacer que prestar oídos a los cantos de sirena de los “republicanistas”.
Corren tiempos que requieren paciencia, ternura y empatía. En un contexto donde tantas hermanas y hermanos sufren el hambre y la pobreza, hay que mantener con firmeza el rumbo que nos ha preservado de una tragedia de proporciones incalculables, como están ocurriendo en otras latitudes.
Antes que llamar la atención o autorreferenciarse, mejor colaborar con actos solidarios. Manifestarse es un derecho, mentir es un delito.
Abuelas de Plaza de Mayo
Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora
Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas
H.I.J.O.S. Capital
Asamblea Permanente por los Derechos Humanos
Asociación Buena Memoria
Comisión Memoria, Verdad y Justicia Zona Norte
Fundación Memoria Histórica y Social Argentina
Liga Argentina por los Derechos Humanos
Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos